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La condici?n obrera Ver más grande

La condici?n obrera

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Simone Weil propugna una ciencia de las m?quinas y de la t?cnica que, en vez de esclavizar al hombre, se adapte a su percepci?n en el trabajo. Y concibe una espiritualidad del trabajo no servil que manifiesta la alegr?a y la desgracia inherentes al trabajo humano.

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    La experiencia del trabajo de f?brica que hace Simone Weil entre diciembre de 1934 y agosto de 1935 obedece a su vocaci?n de exponerse y de someter sus ideas a la prueba de la realidad. Pero este ?contacto con la vida real? tiene tanto para ella como para la evoluci?n de su pensamiento consecuencias que van m?s all? de la intenci?n inicial de estudiar ?las condiciones reales que determinan la servidumbre o la libertad de los obreros?. A su amiga Albertine Th?venon le confiar?: ?Para m?, personalmente, esto es lo que ha significado trabajar en la f?brica. Ha significado que todas las razones exteriores (antes las cre?a interiores) en las que para m? se basaba el sentimiento de mi dignidad, el respeto hacia m? misma, en dos o tres semanas han sido quebradas radicalmente bajo el golpe de una opresi?n brutal y cotidiana?.
    En su Diario de f?brica, testimonio excepcional de esta experiencia, Simone Weil transcribe la angustia, el miedo y la degradaci?n padecidos durante las jornadas de trabajo y recoge la rabia impotente, el hast?o, la amargura, las l?grimas, las broncas, la preocupaci?n por dormir, la extinci?n de la facultad de pensar, pero tambi?n los escasos momentos de luz fruto de alg?n inesperado gesto de bondad. Todo ello lo resumir? m?s tarde en una conocida frase al padre Perrin: ?Estando en la f?brica, confundida a los ojos de todos y a mis propios ojos con la masa an?nima, la desgracia de los otros entr? en mi carne y en mi alma?.
    Pero, adem?s de presentar este aprendizaje de la desdicha, los escritos reunidos en este libro constituyen una de las contribuciones m?s l?cidas a la reflexi?n contempor?nea sobre el trabajo. A trav?s del examen cr?tico de la llamada racionalizaci?n (el taylorismo), Simone Weil propugna una ciencia de las m?quinas y de la t?cnica que, en vez de esclavizar al hombre, se adapte a su percepci?n en el trabajo. Y concibe una espiritualidad del trabajo no servil que manifiesta la alegr?a y la desgracia inherentes al trabajo humano.
    Se trata de la primera edici?n completa en espa?ol de la obra que incluye el Diario de f?brica, aparte de ?ndices y otros materiales. (fuente:editorial)

Nacida en Par?s en 1909, en el seno de una familia agn?stica de procedencia jud?a, asiste al liceo Henri IV donde tiene como profesor de filosof?a a Alain. Tras pasar por la Escuela Normal Superior, ense?ar? filosof?a en liceos femeninos de provincias, hasta que sus dolores de cabeza cr?nicos la obliguen a abandonar las tareas docentes. Vinculada a grupos pacifistas y al sindicalismo revolucionario, a finales de 1934 deja por un tiempo la ense?anza para trabajar en distintas f?bricas. Llevada por esta necesidad interior de exponerse a la realidad, asumir? a lo largo de su vida distintos trabajos manuales y participar? brevemente en la guerra civil espa?ola, en la columna Durruti. Entre 1935 y 1938 tienen lugar sus sucesivos encuentros con el cristianismo, que la hacen cruzar un umbral, aunque sin cambiar el sentido de su vocaci?n. Con la ocupaci?n alemana, abandona Par?s acompa?ando a sus padres, primero con destino a Marsella y luego a Nueva York. En contra de su deseo de volver a Francia para participar en la Resistencia, es destinada a labores burocr?ticas por los servicios de la Francia Libre. Consumida por la pena y por una anorexia voluntaria, muere en 1943 en el sanatorio de Ashford, cerca de Londres.

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