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Es éste, sin lugar a dudas, uno de los libros más representativos de G. K. Chesterton y probablemente su mejor ensayo
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Es éste, sin lugar a dudas, uno de los libros más representativos de G. K. Chesterton y probablemente su mejor ensayo. Una especie de autobiografía espiritual y vagabunda que completa lo iniciado en su libro Herejes, de 1905 (Acantilado, 2007). Optimista y polémico, perspicaz tour de force hacia una filosofía del asombro agradecido y de la libertad mental y emocional, este libro es ya un clásico indiscutible. (fuente:editorial)
| Páginas | 216 |
(Gilbert Keith Chesterton; Campden Hill, 1874 - Londres, 1936) Crítico, novelista y poeta inglés, cuya obra de ficción lo califica entre los narradores más brillantes e ingeniosos de la literatura de su lengua. Desde joven se sintió atraído por el catolicismo, como su amigo el poeta Hilaire Belloc, y en 1922 abandonó el protestantismo en una ceremonia oficiada por su amigo el padre O´Connor, modelo de su detective Brown, un cura católico inventado años antes. Además de poesía («El caballero salvaje», 1900) y excelentes y agudos estudios literarios («Robert Browning», «Dickens» o «Bernard Shaw», entre 1903 y 1909), este conservador estetizante, similar al mismo Belloc o al gran novelista F. M. Ford, se dedicó a la narrativa detectivesca, con «El hombre que fue Jueves», una de sus obras maestras, aparecida en 1908.