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Echar raíces quizá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana. Es una de las más difíciles de definir.
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"Echar raíces quiá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana. Es una de las más difíciles de definir. Un ser humano tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos del futuro. [...] El ser humano tiene necesidad de echar múltiples raíces, de recibir la totalidad de su vida moral, intelectual y espiritual de los medios de que forma parte naturalmente". Simone Weil (fuente: editorial)
Nacida en Par?s en 1909, en el seno de una familia agn?stica de procedencia jud?a, asiste al liceo Henri IV donde tiene como profesor de filosof?a a Alain. Tras pasar por la Escuela Normal Superior, ense?ar? filosof?a en liceos femeninos de provincias, hasta que sus dolores de cabeza cr?nicos la obliguen a abandonar las tareas docentes. Vinculada a grupos pacifistas y al sindicalismo revolucionario, a finales de 1934 deja por un tiempo la ense?anza para trabajar en distintas f?bricas. Llevada por esta necesidad interior de exponerse a la realidad, asumir? a lo largo de su vida distintos trabajos manuales y participar? brevemente en la guerra civil espa?ola, en la columna Durruti. Entre 1935 y 1938 tienen lugar sus sucesivos encuentros con el cristianismo, que la hacen cruzar un umbral, aunque sin cambiar el sentido de su vocaci?n. Con la ocupaci?n alemana, abandona Par?s acompa?ando a sus padres, primero con destino a Marsella y luego a Nueva York. En contra de su deseo de volver a Francia para participar en la Resistencia, es destinada a labores burocr?ticas por los servicios de la Francia Libre. Consumida por la pena y por una anorexia voluntaria, muere en 1943 en el sanatorio de Ashford, cerca de Londres.