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Es la historia de un amor desesperado; una confesión, escrita con un lenguaje sencillo y conmovedor, de la desgarradora lucidez de una mujer sola que durante años ha soportado la infidelidad de su marido y cuyos sentimientos, pasiones y esperanzas la abocan a extraviarse inexorablemente.
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«Durante generaciones y generaciones—observa Italo Calvino en el prólogo de esta edición—lo único que han hecho las mujeres de la tierra ha sido esperar y sufrir. Esperaban que alguien las amara, se casara con ellas, las convirtiera en madres, las traicionara. Y lo mismo sucedía con las protagonistas de Ginzburg». Publicada en 1947, Y eso fue lo que pasó, la segunda novela de Natalia Ginzburg, es la historia de un amor desesperado; una confesión, escrita con un lenguaje sencillo y conmovedor, de la desgarradora lucidez de una mujer sola que durante años ha soportado la infidelidad de su marido y cuyos sentimientos, pasiones y esperanzas la abocan a extraviarse inexorablemente. (fuente: editorial)
Oriana Fallaci, que entrevistó a la autora, describió a Natalia Ginzburg con estas palabras: «Ni guapa ni elegante, con rebeca y falda de color azul ceniza, con ese aire un pelín apagado de tía soltera y sin edad definida... Pelo negro, pocas canas y un cuerpo compacto. Buenas piernas, de persona acostumbrada a caminar... Desde luego parece una mujer sana, hecha para llevar cargas y dolores con entereza. Sorprende su voz, como de femme fatale. Es como si fuera la voz de otra, y te atrapa, te fascina...»
Pues esa mujer ni guapa ni elegante fue una de las voces más importantes de la literatura italiana del siglo XX. Nacida en Palermo en 1916, pronto se trasladó a Turín y luego, ya casada con Leone Ginzburg, vivió en Roma hasta que su marido fue asesinado en una cárcel de la capital por las fuerzas fascistas. Entre sus obras más conocidas, además de Léxico familiar, que en 1963 fue galardonado con el Premio Strega, destacan Las pequeñas virtudes, Querido Miguel, El camino que va a la ciudad, Familias y su colección de ensayos Las tareas de casa y otros ensayos. Ginzburg trabajó muchos años como redactora para la editorial Einaudi, en su sede de Roma, ciudad donde residía cuando murió, en 1991.