GALITZIA. Relato autobiográfico de una infancia feliz transcurrida en...
Cuando reciben la noticia de que ha muerto el juez Iván Ilich, sus...
Jasid es un perro blanco, con una mancha amarilla en la frente en forma...
Diario de un profesor novato narra, con un estilo ir?nico y tierno,...
Heroína de la resistencia a la ocupación nazi de su patria, ella, junto...
La Emperatriz Infantil está mortalmente enferma y su reino corre un...
En esta obra, Viktor Frankl explica la experiencia que le llevó al...
Ser un buen oyente, nos dice Plutarco, es un arte que todos deberíamos...
A partir de 11 años. Tania es pelirroja y tiene los rizos de un leon. Se...
El enfoque realista y respetuoso de Adele Faber y Elaine Mazlish de la educaci?n de los hijos ha mejorado la vida de innumerables familias en todo el mundo. Ahora, los conocimientos y consejos de las autoras se re?nen en esta concisa edici?n especialmente concebida para padres ocupados.
¡Recupera la hora del juego de toda la vida! Un libro para recuperar el espíritu del juego imaginativo. Son más de 150 actividades pensadas para ayudar a desarrollar la creatividad y la habilidad de tus niños, sin ninguna pantalla a la vista y con un presupuesto ajustado. Los niños lo pasarán bien y además aprenderán nociones de ciencia.
Una guía para ayudar a los niños a tener autodisciplina, ser responsables, colaborar y saber resolver sus problemas.
A partir de 5 años. 175 proyectos para que los niños de todas las edades creen, construyan, diseñen, exploren y compartan. En este libro hallarás inspiración inagotable para despertar su imaginación y encontrarás muchísimas ideas ingeniosas y las instrucciones para llevarlas a cabo, con la descripción detallada de los pasos a seguir.
Casos reales, problemas y soluciones, de padres, hijos y profesores que dejan de manifiesto el declive en la autoridad de los padres frente a niños y adolescentes hoy en día.
Al llegar la adolescencia los hijos salen a un mundo muy diferente al del hogar. Sus amigos piensan distinto. Por contraste, lo aprendido en casa resulta casi ridículo, y todo tiende a saltar por los aires de manera irreversible. ¿Para qué formar, si luego se los lleva la corriente ante nuestros propios ojos sin que podamos hacer nada?