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Los faros quizá surgieron para calmar la desesperación de quienes esperaban el retorno de los barcos perdidos en la oscuridad de la noche.
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Los faros quizá surgieron para calmar la desesperación de quienes esperaban el retorno de los barcos perdidos en la oscuridad de la noche. Al principio, no eran más que grandes hogueras encendidas sobre los acantilados y confiadas a un vigilante que había obtenido un cierto prestigio en este ritual, pero cuando las ciudades crecieron junto a las costas y se construyeron los primeros puertos, los faros se convirtieron en inmensas torres, como, por ejemplo, la que guiaba los barcos que llegaban a Alejandría, en la isla de Pharos, o la conocida como el Coloso de Rodas, bajo cuyas piernas los barcos entraban en el puerto. En el siglo xix —el siglo de los faros— fueron construidos la mayoría de los que hay en el mundo que, paulatinamente, pasaron a tener mayor alcance y brillo, gracias a los descubrimientos del físico francés Augustin Fresnel que creó un sistema de lentes que concentraban toda la luz en el centro, al margen del combustible que utilizaran: aceite, gas acetileno o modernas lámparas halógenas. Este libro está dedicado a los faros más atractivos del mundo, los faros de nuestros sueños, con sus características, su historia y sus leyendas, pero también a aquellos faros pequeños y aislados que se levantan en medio del océano o sobre abruptos acantilados accesibles sólo en barco, y habitados por viejos marineros retirados que reciben su correo una vez a la semana. Fotografías espectaculares tomadas durante una tormenta o durante la noche, y vistas del interior (a veces con los muebles más inusuales) enriquecen el texto que nos habla de cada faro, de su localización, de su desarrollo tecnológico, de sus avatares y de la compleja psicología de los fareros que viven en soledad, en estos extraordinarios monumentos costeros ahora en vías de extinción tal como los hemos conocido. (fuente:editorial)
Páginas | 176 |