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Escrita en 1943, El deber es una novela cuya relevancia especial se infiere del paisaje pol?tico en que fue creada. Los autores germanohablantes de Checoslovaquia, jud?os casi todos ellos, ten?an un motivo adicional para escribir sobre el destino de su patria: en junio de 1942 la masacre nazi de L?dice caus? el horror en todos los pa?ses del mundo civilizado.
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Praga, 1939. Josef Rada, casado con Marie y padre de un joven estudiante de Medicina, Edmund, es un funcionario ?ntegro y eficaz. No se le conocen aficiones ni amigos, y ni si quiera le interesa la pol?tica: vive dedicado completamente a su familia y a su trabajo. Pero ese peque?o y confortable mundo ser? dinamitado, casi literalmente, por la invasi?n alemana y el colaboracionismo con los invasores de un antiguo conocido de la infancia, Fobich.Praga, 1939. Josef Rada, casado con Marie y padre de un joven estudiante de Medicina, Edmund, es un funcionario ?ntegro y eficaz. No se le conocen aficiones ni amigos, y ni si quiera le interesa la pol?tica: vive dedicado completamente a su familia y a su trabajo. Pero ese peque?o y confortable mundo ser? dinamitado, casi literalmente, por la invasi?n alemana y el colaboracionismo con los invasores de un antiguo conocido de la infancia, Fobich. El hecho de que el lector de El deber ?avance a paso vertiginoso por una de las novelas antidictadura m?s eficaces?, como ponderara Max Brod, se debe, sin duda, a que ofrece un retrato del patriotismo contra la ocupaci?n nazi que no degenera en el patetismo ni en la ret?rica. Su eficacia estriba en el personaje de Rada, cre?ble por su actitud, al principio antiheroica y vacilante, el buen conocimiento de la realidad pol?tica y, sobre todo, el magistral tratamiento literario: un texto en apariencia sencillo y objetivo pero, como ya se?alara la cr?tica de la ?poca, ?sabedor del artificio y sofisticado?. Praga, 1939. Josef Rada, casado con Marie y padre de un joven estudiante de Medicina, Edmund, es un funcionario ?ntegro y eficaz. No se le conocen aficiones ni amigos, y ni si quiera le interesa la pol?tica: vive dedicado completamente a su familia y a su trabajo. Pero ese peque?o y confortable mundo ser? dinamitado, casi literalmente, por la invasi?n alemana y el colaboracionismo con los invasores de un antiguo conocido de la infancia, Fobich. El hecho de que el lector de El deber ?avance a paso vertiginoso por una de las novelas antidictadura m?s eficaces?, como ponderara Max Brod, se debe, sin duda, a que ofrece un retrato del patriotismo contra la ocupaci?n nazi que no degenera en el patetismo ni en la ret?rica. Su eficacia estriba en el personaje de Rada, cre?ble por su actitud, al principio antiheroica y vacilante, el buen conocimiento de la realidad pol?tica y, sobre todo, el magistral tratamiento literario: un texto en apariencia sencillo y objetivo pero, como ya se?alara la cr?tica de la ?poca, ?sabedor del artificio y sofisticado?. Escrita en 1943, El deber es una novela cuya relevancia especial se infiere del paisaje pol?tico en que fue creada. Los autores germanohablantes de Checoslovaquia, jud?os casi todos ellos, ten?an un motivo adicional para escribir sobre el destino de su patria: en junio de 1942 la masacre nazi de L?dice caus? el horror en todos los pa?ses del mundo civilizado. El propio Winder se?al?: ?En un siglo b?rbaro, como lo es el nuestro, los artistas tienen el deber de defender con perseverancia la dignidad del hombre, la dignidad del esp?ritu?.
Ludwig Winder naci? en 1889 en Schaffa, ciudad que a?n formaba parte de la monarqu?a austroh?ngara, por lo que Winder fue primero austr?aco y luego, debido a los avatares pol?ticos, checoslovaco; para, finalmente, morir en Gran Breta?a en el exilio. Sus ra?ces familiares se hund?an en un juda?smo tradicional, pero su padre inici? una convulsa separaci?n de ese entorno al emprender la ?salida del gueto? hacia cierta asimilaci?n. Winder se fragu?, desde joven, una notable carrera como periodista, y su ?xito profesional fue considerable. Tras las primeras demostraciones de su val?a en peri?dicos de provincias, pero tambi?n en el Zeit vien?s, ascendi?, en 1914, a redactor del suplemento cultural de Bohemia, rotativo praguense que, junto con el Prager Tagblatt, era el peri?dico m?s importante de la regi?n.
En la primera etapa de su obra, dedicada tambi?n al ?mbito jud?o, no fue propenso a glorificar la Austria imperial ni se mostr? reacio a la joven Checoslovaquia en la que se fundieron las Tierras de la Corona de Bohemia y Eslovaquia en 1918: su narrativa muestra el colapso del viejo orden, pero refleja, sobre todo, la condici?n de crisis de la ?poca preb?lica, las convulsiones sociales pautadas por el declive de una ?lite (aristocr?tica) caduca y la fragilidad de la situaci?n de posguerra. Agravadas por la miseria que trajo consigo la crisis econ?mica mundial de 1929, fueron creciendo las tensiones internas del Estado multi?tnico que era Checoslovaquia con sus ocho naciones. Ello reforz? el desgajamiento emocional de amplios sectores de la poblaci?n residente en los territorios de habla mayoritariamente alemana con respecto a un Estado al que de por s? no ten?an ning?n apego.
Con la implantaci?n del r?gimen nacionalsocialista en Alemania, la situaci?n cambi? tambi?n en Praga, que a partir de 1933 se convirti? en recept?culo de numerosos exiliados procedentes del Reich Alem?n y de Austria. Muy pronto ser?an censurados los art?culos y novelas de Winder, y ?l mismo acu?ar?a la frase ?Tenemos que marcharnos, y lo antes posible?, dicha en diciembre de 1938 ante sus compa?eros m?s ?ntimos del ?c?rculo de Praga? ?Max Brod, Oskar Baum y Felix Weltsch?, y alusiva al peligro com?n que corr?an.
Winder segu?a en Praga cuando fue invadida por Alemania el 15 de marzo de 1939. Tres meses despu?s consigui? huir hasta Inglaterra, pasando por Polonia. No pudo regresar a su pa?s: morir?a en Baldock en 1946. Entre la abundante obra de Winder, parte de ella publicada p?stumamente, podemos citar Die rasende Rotationsmaschine, Kasai, Die Reitpeitsche, Dr. Muff, Steffi oder Familie D?rre ?berwindet die Krise, Die j?dische Orgel, Die nachgeholten Freuden, Der Thronfolger, Novemberwolke o Die Geschichte meines Vaters.