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Esta obra, excepcional en literatura hagiográfica, nos brinda los hechos sin comentarios superfluos, con un poder de evocación y una llama sobrenatural que nos muestra la acción continua de Dios.
"Desde el seminario quedé impresionado por la figura del Cura de Ars, sobre todo, por la lectura de su biografía, escrita por Monseñor Trochu". Juan Pablo II
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Esta obra, excepcional en literatura hagiográfica, nos brinda los hechos sin comentarios superfluos, con un poder de evocación y una llama sobrenatural que nos muestra la acción continua de Dios.
"Desde el seminario quedé impresionado por la figura del Cura de Ars, sobre todo, por la lectura de su biografía, escrita por Monseñor Trochu". Juan Pablo II
La aldea de Ars está a 35 km de Lión. El Rdo. Vianney llegaba procedente de Ecully, en cuya parroquia había sido coadjutor. Al acercarse a la aldea, era tanta la niebla, que el santo cura se extravió. Encontró a unos niños que cuidaban sus ovejas. Uno de ellos, llamado Antonio Grive, indicó al cura el camino. "Amiguito, díjole el sacerdote, tú me has mostrado el camino de Ars; yo te mostraré el camino del cielo".
Un día, después del catecismo, mientras tomaba su ligera refección de pie delante de un pequeño armario que le servía de mesa, creyendo sin duda estar solo -no había advertido que Juana-María Chanay estaba en la cocina-, comenzó a decir entre suspiros: "¡No he visto a Dios desde el domingo!". Se sobresaltó cuando Juana-María, que lo había oído todo, le preguntó: "¿Antes del domingo lo veía usted?". El bueno del santo, todo confuso, al verse cogido en sus propias palabras, no le respondió.
Al llegar la noche, se tendía en su jergón. Comenzaba ya a conciliar el sueño, cuando de súbito se sobresaltaba y era sacado de su reposo por unos gritos, lúgubres voces y golpes formidables. De repente, sin que se moviese un pestillo, el Cura de Ars se daba cuenta, con horror, de que el demonio estaba junto a él. "Yo no le decía que entrase -contaba medio en broma medio en serio-, pero él entraba como si se lo hubiese dicho".
Para escribir esta obra, el autor ha utilizado una documentación exigentemente histórica: las piezas del Proceso de Canonización y abundantes documentos inéditos. El estilo límpido y sobrio nos brinda los hechos sin comentarios superfluos, con un poder de evocación y una llama sobrenatural que nos muestra la acción continua de Dios.
Monseñor Francis Trochu (1877-1967), sacerdote e historiador, fue un maestro de la hagiografía, y buscó ocultarse para realzar los personajes que quería proponer como modelo. Goza de una fama justamente merecida como historiador, avalada por los diversos premios que sus obras han recibido. Escribió cuidadas biografías de muchos santos: Sainte Bernadette, Saint Pierre-Julien Eymard, San Francisco de Sales, etc., pero la obra que le hizo mundialmente famoso es la dedicada al Cura de Ars, fundada en un solidísimo conocimiento de la personalidad de este santo que incluye la realización de una tesis doctoral y que tuvo un reconocimiento inmediato llegando a ser galardonada por la Academia Francesa. Con el tiempo, se ha convertido en un clásico de la espiritualidad y de la hagiografía.
La aldea de Ars está a 35 km de Lión. El Rdo. Vianney llegaba procedente de Ecully, en cuya parroquia había sido coadjutor. Al acercarse a la aldea, era tanta la niebla, que el santo cura se extravió. Encontró a unos niños que cuidaban sus ovejas. Uno de ellos, llamado Antonio Grive, indicó al cura el camino. "Amiguito, díjole el sacerdote, tú me has mostrado el camino de Ars; yo te mostraré el camino del cielo".
Un día, después del catecismo, mientras tomaba su ligera refección de pie delante de un pequeño armario que le servía de mesa, creyendo sin duda estar solo -no había advertido que Juana-María Chanay estaba en la cocina-, comenzó a decir entre suspiros: "¡No he visto a Dios desde el domingo!". Se sobresaltó cuando Juana-María, que lo había oído todo, le preguntó: "¿Antes del domingo lo veía usted?". El bueno del santo, todo confuso, al verse cogido en sus propias palabras, no le respondió.
Al llegar la noche, se tendía en su jergón. Comenzaba ya a conciliar el sueño, cuando de súbito se sobresaltaba y era sacado de su reposo por unos gritos, lúgubres voces y golpes formidables. De repente, sin que se moviese un pestillo, el Cura de Ars se daba cuenta, con horror, de que el demonio estaba junto a él. "Yo no le decía que entrase -contaba medio en broma medio en serio-, pero él entraba como si se lo hubiese dicho".
Para escribir esta obra, el autor ha utilizado una documentación exigentemente histórica: las piezas del Proceso de Canonización y abundantes documentos inéditos. El estilo límpido y sobrio nos brinda los hechos sin comentarios superfluos, con un poder de evocación y una llama sobrenatural que nos muestra la acción continua de Dios.
Monseñor Francis Trochu (1877-1967), sacerdote e historiador, fue un maestro de la hagiografía, y buscó ocultarse para realzar los personajes que quería proponer como modelo. Goza de una fama justamente merecida como historiador, avalada por los diversos premios que sus obras han recibido. Escribió cuidadas biografías de muchos santos: Sainte Bernadette, Saint Pierre-Julien Eymard, San Francisco de Sales, etc., pero la obra que le hizo mundialmente famoso es la dedicada al Cura de Ars, fundada en un solidísimo conocimiento de la personalidad de este santo que incluye la realización de una tesis doctoral y que tuvo un reconocimiento inmediato llegando a ser galardonada por la Academia Francesa. Con el tiempo, se ha convertido en un clásico de la espiritualidad y de la hagiografía.
(fuente:editorial)
 
		        Monse?or Francis Trochu (1877-1967), sacerdote e historiador, fue un maestro de la hagiograf?a, y busc? ocultarse para realzar los personajes que quer?a proponer como modelo. Goza de una fama justamente merecida como historiador, avalada por los diversos premios que sus obras han recibido. Escribi? cuidadas biograf?as de muchos santos: Sainte Bernadette, Saint Pierre-Julien Eymard, San Francisco de Sales, etc., pero la obra que le hizo mundialmente famoso es la dedicada al Cura de Ars, fundada en un solid?simo conocimiento de la personalidad de este santo que incluye la realizaci?n de una tesis doctoral y que tuvo un reconocimiento inmediato llegando a ser galardonada por la Academia Francesa. Con el tiempo, se ha convertido en un cl?sico de la espiritualidad y de la hagiograf?a.