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Tras la muerte de su esposa, Arand T. Hingorani recibía cada mañana la visita de Gandhi, «para animarme y consolarme –cuenta él–, y escribía algo sobre lo que meditar». Más adelante le pidió al Mahatma que escribiera para él un pensamiento con el que meditar cada día. A partir del 20 de noviembre de 1944, y durante casi dos años, Gandhi escribió a su amigo los pensamientos solicitados
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Tras la muerte de su esposa, Arand T. Hingorani recibía cada mañana la visita de Gandhi, «para animarme y consolarme –cuenta él–, y escribía algo sobre lo que meditar». Más adelante le pidió al Mahatma que escribiera para él un pensamiento con el que meditar cada día. A partir del 20 de noviembre de 1944, y durante casi dos años, Gandhi escribió a su amigo los pensamientos solicitados.
Cuando en 1946 Hingorani le pidió permiso para publicar los «pensamientos», Gandhi replicó: «¿Qué tienen, que tan deseoso estás de publicarlos? Si quieres editarlos, hazlo después de mi muerte. Este tipo de escritos no suelen aparecer en vida del autor. ¿Quién sabe? ¡Puede que ni yo mismo sea capaz de vivir conforme a lo que he escrito! Pero si me mantengo fiel a ellos hasta el último instante de mi vida, entonces, y sólo entonces, merecerá la pena publicarlos!». (fuente:editorial)
Gandhi (1869-1948) trabajó incansablemente para defender los derechos de los inmigrantes indios en Sudáfrica. Fue allí donde desarrolló su creencia en la resistencia pasiva contra la injusticia, «satyagraha», y fue encarcelado en repetidas ocasiones como resultado de las protestas que lideró. De regreso en la India, no pasó mucho tiempo antes de que encabezara la larga lucha por la independencia de Gran Bretaña.
Nunca vaciló en su creencia infatigable en la protesta no violenta y la tolerancia religiosa. A la edad de 79 años murió asesinado, cuando caminaba en medio de la multitud por un jardín en Nueva Delhi.