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En 1896 se mudó a Pittsburgh y empezó a trabajar en la revista femenina Home Monthly, y más tarde como crítica de teatro en el Pittsburgh Leader. Willa Cather comenzó a escribir tarde, a los 36 años, bajo el influjo de Henry James, cuyo estilo abandonaría pronto para adoptar una voz personal. Su primera colección de cuentos, The Troll Garden, se publica en 1905, y contiene alguno de sus relatos más famosos, como «El caso de Paul». En 1906 se trasladó a Nueva York, donde le ofrecieron un puesto para trabajar en la McClure’s Magazine. Sería en esta ciudad donde se estableciera con la que se convertiría en su compañera de por vida, Edith Lewis, a la que nombraría albacea literaria. Tras la publicación de su primera novela, Alexander’s Bridge(1912), su primer éxito fue Pioneros (1913), que narra la vida en la frontera, y que se integra en la llamada «Trilogía de la Pradera», que se completa con El canto de la alondra (1915) y Mi Ántonia (1918). La trilogía, influenciada poderosamente por la obra de la escritora Sarah Orne Jewett, cosechó un enorme éxito, y fue alabada por su capacidad de hablar con un lenguaje común de los asuntos de la gente humilde. Con Uno de los nuestros (1922) se alzó con el premio Pulitzer. Completan su producción La casa del profesor(1925), La muerte llama al arzobispo (1927) o Lucy Gayheart (1935). En 1940, en un clima de desánimo motivado por la posibilidad de intervención de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, Cather escribió su última novela, y la más oscura y amarga entre las suyas, Sapphira y la joven esclavaque volvía a los escenarios de su infancia, y que se considera su testamento literario. La novela fue un éxito de crítica y de lectores, y marcó uno de los hitos de su autora. Reputada como una de las grandes damas de la narrativa norteamericana, murió en Nueva York en 1947.
Publicada en 1940, Sapphira y la joven esclava es la última novela que Willa Cather escribió antes de morir. Representa, pues, su testamento literario y un regreso a los escenarios de su infancia, en un retrato retrospectivo del viejo Sur que se desvanece, con el telón de fondo de la esclavitud y su progresiva abolición.
Uno de los nuestros narra la vida de Claude Wheeler, un joven americano del Medio Oeste que vive y trabaja en la granja familiar y al mismo tiempo estudia en una universidad cristiana.